jueves, 11 de octubre de 2007

Detalles(*)

"Añoro esa lejanía
como a mi propia felicidad.
Aunque a veces se añora en la vida
algo que nunca llegó a pasar."
(Jorge Drexler)




Acaba de sacar una hoja de papel para escribir. Pertenece (perteneció) a un cuaderno que alguien le prestó. Decidió que en lugar de arrancarla, seguiría la línea punteada, pero las guías casi nunca le ayudan. De repente, preferiría un poco de tinta líquida y una hoja satinada, pero los detalles no mejoran la calidad de lo que escribe.

Frente a ella, yace un papel oscuro engrasado sobre el cual ha apuntado los autores y los libros que ha leído poco o nunca ha leído. Lo nuevo siempre es esperanzador, pero también, estresante. Tanta novedad da cuenta de que dos décadas se pueden pasar inúltilmente tirada sobre un sofá, en prender la tele y comer chocolates.

A su costado, reposa un conjunto de hojas fotocopiadas: es un libro que se ha sacado de la biblioteca de la Universidad para uso académico; ahora ella lo usará para entretenerse.

Quisiera ella tener un lapicero de tinta líquida negra, pero en vez de ello, tiene un bolígrafo huachafo de una azul chirriante, demasiado grueso para sus dedos y, lo peor de todo, es que publicita una marca que ni sabe de qué producto trata exactamente, pero tam-poco le interesa.

La vida podría vivirse entre los libros de esa lista interminable con el propósito de hacerla profunda, pero nada, ni ellos, quitan la superioridad de la existencia, de nuestras vivencias. La vida, hasta cuando se escribe, siempre se pierde, en detalles, como esta hoja simple, este lapicero antiestético, hasta el asco que le causa la grasa que se ha impreganado sobre esa enorme lista de mundos que la muchacha busca conocer.

No importa cuánto lea y escriba, siempre la vida busca detalles, pero esos que son vividos.

*Sobre esas bifurcaciones de la vida que no nos dejan vivir.

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