jueves, 13 de marzo de 2014
Espacio común
Mientras entras
en mi puerta
te miro a los ojos
y siento cómo
poco a poco
llenas el espacio.
Tú no entenderás
la lágrima que ha seguido
porque ese espacio
en donde nos encontramos
no tiene ojos,
ni tiene lengua,
pero es mío.
Y lo recuerdo como ayer,
como cuando nos sorprendimos
y le abrí la boca a tu presencia
y tú me regalaste el éxtasis
de un rostro de sangre caliente.
Y lo recuerdo como ayer,
como cuando abriste seguros y ventanas
y te adentraste como nadie
en ese espacio inhóspito,
que aún siendo mío,
tú me enseñaste a conocer.
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