sábado, 4 de agosto de 2007

2 sueños


Miro la taza que yace
en la esquina sobre la madera.

Me rio del olvido,
de mi olvido.

De cómo una circunferencia líquida
la envuelve y me recuerda el olvido.

De cómo mi sueño siempre será sueño
y no le valen los somníferos.

Siempre se le olvidea todo,
menos un sueño, menos un ladrido.

Hasta la pobre cuchara
queda enterrada

Aún huele a somnífero
pero el sueño vence todo
incluso a la nostalgia,
incluso a la melancolía.

Dormir, después de todo,
es un sencillo, pero olvidadizo oficio.

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