Aquella tarde soleada
nos cubrían el pudor
de la primera vez
y el azul del denim.
Descubrimos que hemos
caminado este mundo
exactamente el mismo tiempo.
Nos descubrimos muy iguales,
para poco después
sentirnos muy lejos,
del color de nuestras
chaquetas de Blue Jean.
Descubrimos que ambos hemos
saboreado en otras latitudes
la suavidad aparente de los duraznos
y la dureza honesta de las nueces.
Nos descubrimos muy iguales,
para poco después perderte:
mientras yo intentaba a toda costa
dibujar aquí una nueva puerta,
tú huiste a casa para buscar
aquella que dejaste entreabierta.
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